jueves, 23 de junio de 2011

Juntamento electivo, el momento de los hacendados: ¿tendremos democracia?

Conocíamos esta mañana la convocatoria oficial de Juntamento General de la Comunidad de Regantes “Junta de Hacendados de la Huerta de Murcia” a través del Boletín Oficial de la Región de Murcia. A pesar de lo esperado de la fecha, tras su anuncio oficioso hace unos días, no es por ello menos importante esta fecha.

Después de cuatro años de escándalos, paso por los juzgados y demostraciones continuas de caciquismo, el mandato de la directiva saliente llega a su fin. Reelegido en 2007, el presidente saliente ha estado en la palestra durante toda la legislatura. El intento de lavado de cara que supuso la candidatura a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad del Consejo de Hombres Buenos, a rebujo del Tribunal de las Aguas de Valencia, no le ha evitado tener que pasar por los juzgados de Ronda de Garay, y estar imputado por un supuesto delito contra el patrimonio.

Y es que su reino de cristal estalló el 2 de enero de 2008, cuando se le ocurrió firmar un documento ordenando el derribo de un edificio protegido con un escudo BIC en su fachada, con la escusa de que estaba en una acequia y el era poco menos que la ley, para “ordenar lo que tuviera que ordenar”, pasándose por el arco de su triunfo (que fue su primer gran fracaso) la ley, la normativa urbanística, y la mínima lógica.
Pero no todo queda ahí, aunque es el caso que más avanzado está y que esperemos pronto pase a ser juzgado penalmente, acompañándolo en el banquillo por varios implicados más.


En estos años hemos visto documentos que a pesar de ser firmados por quién se cree la ley, no dejan de sorprendernos. Cesiones de acequias, firmando contratos con promotores, con cheques incluidos, que supuestamente iban a parar a cada acequia pero cuyos procuradores nunca vieron ni una “perra gorda”. También actas de órganos inexistentes, que la propia Confederación Hidrográfica del Segura se ha encargado de censurar y anular. No menos importantes las irregularidades vistas en juntamentos, desde la negación del voto delegado en 2010, hasta el impedimento del voto de cada punto del orden del día en 2011, obligando a los hacendados a votar en un único sentido todas las cuestiones a decidir. ¿Y si usted era hacendado, estaba allí, y le parecía bien el presupuesto o la memoria, pero no desea apoyar que el presidente, durante su mandato, reciba la “Medalla de Oro” de la Junta? Pues se aguanta. O todo o nada.

Y luego se le llena la boca al director general de turno, entre viaje y viaje a asambleas de la UNESCO mientras es investigado él y su departamento por diversas actuaciones polémicas, a decir que la Junta de Hacendados y los Hombres Buenos son la primera muestra de organismo democrático de nuestra región. Pues sería años ha, porque hace mucho tiempo que dejó de serlo.

Algo que se recoge hasta en nuestro Estatuto de Autonomía, y que llevó a una modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial, con el respaldo del Tribunal Constitucional, no puede quedar en una farsa en manos de unos pocos iluminados que se creen investidos de poder para hacer y deshacer a su antojo.

La Junta de Hacendados tiene que ser democrática y estar abierta a sus más de 20.000 miembros, sirviéndolos y estando a su disposición, centrándose en asegurarles el abastecimiento de agua de riego y en mantener sus cauces en condiciones. Y a partir de ahí, generar proyectos e iniciativas, pero no olvidando lo primordial. Mientras sus dirigentes se preocupen en derrochar dinero en obras faraónicas sin sentido, en acaparar subvenciones para gastos inviables, en interpretar las Ordenanzas y la ley a su antojo y su gusto, mal iremos.

La Comunidad Autónoma y la Confederación Hidrográfica han entendido que este no es el camino, cortando toda línea de financiación con el equipo saliente. Ahora es el nuevo Ayuntamiento el que tiene que entender que su antiguo amigo, el primero de los hacendados, no es más que un cacique de tercera, capaz de poner su nombre a la plaza de la iglesia de su pueblo y quedarse tan tranquilo, y de decir tan tranquilo, que a los que le dicen que hay cosas que no hace bien, hay que meterlos en un coche y tirarlos al río.
Es el momento del cambio, de una nueva gestión que haga las cosas con luz y taquígrafos, que evalúe los bienes, recursos económicos y cauces que gestiona. Que de verdad esté al servicio de sus miembros, funcionando como una institución moderna con una gran historia, pero que sea un orgullo de los murcianos y no una carga y una vergüenza para todos.

Parece que hay quienes están empeñados en que esto no suceda, que van a poner todas las trabas posibles para que ninguna candidatura distinta a la suya tenga éxito, ni siquiera que pueda presentarse a las elecciones. Podrán intentarlo, incluso podrán armar un nuevo escándalo el día de las elecciones. Lo que no podrán impedir es que los murcianos lo sepan, y mucho menos que la justicia los ponga en su sitio, y que de verdad, en un tiempo, los hacendados de la Huerta de Murcia elijan libremente una Comisión Representativa que intente devolver a los riegos tradicionales de la Huerta de Murcia al lugar que merecen.

Hoguera de San Juan 2008 de Aljucer, en recuerdo al escudo del molino,
comienzo de la lucha por el patrimonio de la Huerta de Murcia

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